Opinión sobre el Decálogo
En la actualidad los
sistemas educativos de todo el mundo se enfrentan al desafío de utilizar las
tecnologías de la información y la comunicación para proveer a los estudiantes
con las herramientas y conocimientos necesarios que se requieren en el siglo XXI.
De igual manera las
TIC tienen una serie de ventajas para el alumnado evidentes como: la
posibilidad de interacción que ofrecen, por lo que se pasa de una actitud
pasiva por parte del educando una
actividad constante, a una búsqueda y replanteamiento continuo de contenidos y
procedimientos, también aumentan la implicación del alumnado en sus tareas y
desarrollan su iniciativa, ya que se ven obligados constantemente a tomar
"pequeñas" decisiones, a filtrar información, a escoger y seleccionar.
Cabe destacar que
el grado de utilización de las TIC
influye en el impacto que estas pueden generar en el proceso de
enseñanza-aprendizaje, lo cual sugiere o reclama un profesional altamente
familiarizado con esta tecnología y que pueda brindar la asesoría necesaria y
oportuna cuando así lo requiera el educando.
De tal modo que, el uso de las TIC se hace cada vez más
evidente, necesaria y competente como recurso didáctico, lo que hace que se
genere la preocupación no solo de aplicarlas sino del cómo usarlas y lo más
importante, cual es la adecuada para tal o determinada actividad. De acuerdo a
la aparición de las TIC en los últimos años, se ha creado un sabor de
insuficiencia por parte de muchos profesionales incluyendo a licenciados
docentes, donde se evidencia su desconocimiento parcial o total sobre lo que se
viene dilucidando en el campo informático, a esta realidad se suma la no
capacitación académica profesional. Aunque existen los medios dentro de la
institución para usar una gran variedad de recursos TIC, no todos se aventuran
a usarlas por temor o desconocimiento, en consecuencia prefieren evitar su uso
hasta que ellos no este técnicamente capaz de manejarlos.
Ya es hora de
internalizar que estas innovaciones exigen del profesorado: PODER (capacidad,
medios), SABER HACER (competencia) y QUERER (tener claro que merece la pena).
Aunque se cuente con apoyos institucionales, infraestructuras bien mantenidas,
recursos, formación y asesoramiento, si
el profesorado tiene una actitud hostil hacia las TIC, resultará imposible una
adecuada integración de las mismas en el quehacer diario de los centros
docentes. Y si las TIC no se aplican bien, se pierde la eficacia y eficiencia
que pueden proporcionar.
Aunque la mayoría de
los docentes tienen propensión a mantener sus pautas de actuación y adaptarlas
a las nuevas circunstancias (más que a innovar), la motivación del profesorado
y su actitud positiva hacia la innovación con las TIC aumentará a medida que
aumente su formación instrumental-didáctica y descubra sencillos y eficaces
modelos de utilización de las TIC que pueda reproducir sin dificultad en su
contexto y le ayuden realmente en su labor docente (mejores aprendizajes de los
estudiantes, reducción del tiempo y del esfuerzo necesario, satisfacción
personal). Y esto es lo que hemos de propiciar en los próximos años. Al menos
en una etapa inicial, las TIC suponen al profesorado esfuerzo y tiempo para
aprender y luego cambiar las formas habituales de trabajar con los estudiantes.
Y para que cualquier persona se ajuste a ello es necesario que “vea” (no basta
con que te lo cuenten) las ventajas del cambio, se sienta capacitado para
hacerlo y se sienta compensado por este tiempo y esfuerzo que debe invertir.
Cabe señalar que el
Decálogo nos muestra el propósito que el docente debe tomar en cuenta al hacer uso de las TIC
en el aula de clase.
Siguiendo el mismo
orden de ideas tenemos: que él debe conocer los contenidos del, uso de las TIC,
los cuales va a impartir a sus estudiantes para impulsar este cambio hacia un
nuevo paradigma educativo más personalizado y centrado en la actividad de los
estudiantes.
Por otra parte se
facilita el trabajo en grupo, ya que permite intercambiar ideas y cooperar para
buscar la solución a un problema, compartir información y actuar en equipo,
contribuyendo a evitar que los alumnos no se aburran y por supuesto en su uso
en las aulas es un apoyo en el aprendizaje en las diferentes áreas académicas y
como herramienta para que los estudiantes desarrollen habilidades y aprendan a
utilizar el ordenador, internet, los buscadores y otras herramientas TIC que le
permitan adquirir competencias TIC que serán importantes y validas en el
futuro.
Cabe señalar que el
docente debe obviar la improvisación en el aula de clases, por lo tanto deben
apropiarse de las TIC para que así de esta manera puedan planificar
coherentemente con los objetivos y contenidos en todos los niveles de educación
básica y faciliten el proceso de enseñanza aprendizaje.
Aportes
Al Decálogo le
contribuiría exclusivamente la formación permanente de los educadores en cuanto
al uso educativo de las TIC en todos los niveles del Subsistema de Educación
Básica Bolivariana, a fin de que los docentes desarrollen su planificación,
evaluación y actividades didácticas considerando las TIC como una herramienta y
medio de apoyo en los procesos de enseñanza aprendizaje a sus estudiantes, así
como eje integrador para cada una de las áreas de aprendizaje. La clave del
aprendizaje (apoyado en TIC o apoyado en otros recursos convencionales – libro,
cuaderno) está en las actividades que realizan los estudiantes. Y más allá de
los aprendizajes relacionados precisamente con “aprender sobre las TIC”. No
obstante si organizamos actividades de aprendizaje con el apoyo de las TIC hay
un doble valor añadido: por una parte los estudiantes adquieren competencias
TIC y por otra se puede ofrecer un mayor abanico de actividades y recursos que
permitirán atender mejor su diversidad (niveles, estilos cognitivos) y a menudo
lograr que estén más motivados, participen más y desarrollen un trabajo grupal
o individual pero con mayor autonomía.
Para que en la
educación se puedan explotar los beneficios de las TIC en el proceso de
aprendizaje, es esencial que tanto los futuros docentes como los docentes en
actividad sepan utilizar estas herramientas y para poder lograr un serio avance
es necesario equipar los espacios escolares con aparatos y auxiliares
tecnológicos, como son televisores, videograbadoras, computadoras y conexión a
la red. La adecuación de profesores, alumnos, padres de familia y de la
sociedad en general a este fenómeno, implica un esfuerzo y un rompimiento de
estructuras para adaptarse a una nueva forma de vida; así, la escuela se podría
dedicar fundamentalmente a formar de manera integral a los individuos, mediante
prácticas escolares acordes al desarrollo humano.
Mary Flor Aguilar
C.I. 15.667.742
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